(Fuente: Ricardo Soca La fascinante historia de las palabras)
Carnaval es el nombre del período de tres a cinco días que, para los católicos, precede al comienzo de la Cuaresma y, principalmente, el de la fiesta popular que se celebra en tales días, que consiste en bailes de máscaras, disfraces, comparsas y otros regocijos bulliciosos. Algunos antropólogos han dicho que el Carnaval es una fiesta de inversión social, en la que los pobres se sienten ricos y los poderosos trabajan al servicio de los habitantes de los barrios más pobres. De acuerdo con esta tesis, esta inversión funciona como una válvula de escape que alivia tensiones sociales y permite el mantenimiento del statu quo. Esto es particularmente verdadero en el Carnaval de Rio de Janeiro, donde no es raro ver un empresario o un diplomático empujando un carro alegórico, desde lo alto del cual un favelado saluda majestuosamente al público, vestido de emperador romano o de dios griego.
El origen de la fiesta se remonta, por lo menos, a las celebraciones que se realizaban en el Imperio romano en honor de Baco y de Saturno, conocidas como bacanales y saturnalias, respectivamente, pero aquí nos limitamos al origen de la palabra carnaval, que se sitúa en la Edad Media en Italia, principalmente en Roma, Venecia, Florencia, Turín y Nápoles. En español, Carnaval aparece ya en el diccionario de Nebrija, en 1495, en el cual se define ‘Carnaval o carnes tollendas: carnis priuium’ ‘privación de la carne’.
En cuanto al origen de la palabra, los autores coinciden en señalar la voz italiana carnevale, que proviene del antiguo carne levare ‘quitar la carne’ porque después del Carnaval los católicos inician el período de Cuaresma, cuarenta días durante los cuales no se come carne. Confirma este origen el sinónimo español carnestolendas, del latín tollere ‘abandonar’. Actualmente, ha quedado descartada la seudo-etimología fundada en el otro sentido de la palabra levare ‘confortar’, ‘consolar’, por la cual se había afirmado durante mucho tiempo que carnevale o carne levare significaba ‘confortar al cuerpo para prepararlo para la austeridad de la Cuaresma’.
En Asturias, el Carnaval se llama ‘Antroxu’, aunque dependiendo de la región el nombre puede tener variaciones. Por ejemplo, en Aller y Quirós, se llama ‘Antroxo’. Este término asturiano tiene como base etimológica la palabra en español antiguo ‘Antruejo’, que a su vez deriva del Latin ‘introitos’, que significa ‘entrada’, refiriéndose al comienzo de la Cuaresma.
(Fuente: http://puertadeasturias.es/blog-turismo-asturias/antroxu-asturian-carnival)
Carnaval estuvo prohibido durante mucho tiempo en el siglo XX y no se recuperó hasta la llegada de la democracia en los años 80. Hoy en día, se conserva la esencia del ‘antroxu’ primitivo aunque algunas costumbres se han ido puliendo a lo largo de los años. Lo que no ha cambiado es el deseo por invertir el orden de las cosas, lo que implica actos ‘irracionales’, un humor desaforado y ‘folixas’. La ironía, la sátira y las coplas se vuelven especialmente agudas contra los personajes públicos y sus actos.
El Antroxu termina con el Entierro de la Sardina. La Sardina representa la abstinencia, la mortificación y ayuno del Miércoles de Ceniza. Este funeral, como todas las celebraciones carnavalescas, tiene una naturaleza satírica y es el colofón perfecto para varios días de festividades.